LA VIRGEN DEL MURO
La imagen primitiva y titular de la Hermandad es la pintura mural que preside desde hace siglos el muro frontal del presbiterio del Santuario del Conquero y el corazón de todos sus devotos.
Fue pintada sobre un muro, una vez preparado por una capa de mortero basto, denominada arriccio, y otra capa muy fina llamada intónaco, con técnica mixta donde combina la pintura al fresco en los fondos con repintes de temple al huevo y aplicaciones de pan de oro en las terminaciones.
Sobre la fecha de su factura solo tenemos la certeza de su existencia acreditada a mediados del siglo XV, donde aparece consolidada como referente devocional de toda la comarca, al mostrarla así el hecho histórico del voto realizado por el Almirante Colón en su viaje de vuelta de su Gesta Descubridora, cuando el día 3 de marzo de 1493, en medio de una terrible tempestad, hizo promesa de ir como peregrino en camisa a Santa María de la Cinta en Huelva.
Algunos de sus rasgos estilísticos remiten, de manera difusa, a una factura gótica de raíces italianas cercanas a las imágenes del ámbito gótico-sevillano como las de la Virgen de la Antigua de la Catedral, la Virgen de Rocamador de la parroquia de San Lorenzo, o la Virgen del Coral de la iglesia de San Ildefonso. No obstante, otros rasgos llenos de arcaísmos estilísticos presentes en la imagen permiten aventurar la posibilidad de un original de centurias anteriores que fuera repintado o restaurado al gusto de la época durante la construcción del templo actual en el siglo XV.
Precisamente dicha teoría la refuerza la presencia de las imágenes murales de Santa Lucía y San Blas, que enmarcan la imagen de la Virgen en el tríptico al fresco -oculto bajo el actual retablo barroco-, de estilo y arquitectura netamente renacentista y distintas al icono mariano, y en cuyo friso superior se conserva una inscripción fragmentada que dice:
“[MANDÓ] AZER ESTA OBRA FER / NANDO PINTO. ACABÓ [SE
AÑO DE…]”.
Como curiosidad, hay que decir que hay constancia histórica de varios Fernando Pinto en el seno de una familia conocida por su presencia en las villas de Palos y Huelva en los siglos XV y XVI, siendo los originales propietarios de la carabela Pinta.
LA VIRGEN PROCESIONAL
El 30 de agosto de 1759 el onubense afincado en México, Francisco Martín Olivares, establece en una manda testamentaria el enriquecimiento de la Fiesta de Ntra. Sra. de la Cinta del 8 de Septiembre, instituyendo “desde aora y por siempre jamás perpetuamente una memoria para que en cada un año y en el día ocho de Septiembre en que se celebra la fiesta de dicha milagrosa Imagen se solemnise ésta con primera y segunda vísperas, misa cantada con diácono, sermón y procesión”.
La imposibilidad de realizar con la imagen mural la procesión que el donante establece, como principal novedad para la fiesta de la Virgen, propició el encargo de una imagen procesional. Por ello hacia el año 1760, se labró una imagen de la Virgen de la Cinta, que ha sido atribuida de manera reiterada por los expertos a Benito de Hita y Castillo, dado que reproduce un tipo físico muy habitual en sus creaciones marianas, con las que comparte rasgos tan definidos como la frente alta, las cejas arqueadas, la inserción de ojos de cristal y unos labios menudos y cerrados que dibujan una tenue sonrisa.
Se trata de una escultura en madera policromada, de 0,51 ms. de alto, obra atribuida a Benito de Hita y Castillo, de hacia 1760. Estas pequeñas dimensiones hacen que sea conocida por el cariñoso apelativo de Virgen Chiquita. En su composición reproduce la silueta de la pintura mural, aunque en pie, ajustando las proporciones de las cabezas con respecto al cuerpo.
La Virgen muestra su larga cabellera tocada por una corona, y viste túnica jacinto con una omnipresente estampación floral dorada, ajustada al talle con cíngulo dorado. Ciñe su cuerpo un manto azul verdoso con decoración vegetal estilizada en oro cincelado, y vueltas doradas que se abrocha en el cuello y cae, por el hombro derecho hasta los pies, y por el otro hombro rodea el brazo y cruza por delante hasta recogerse bajo el brazo, con amplio movimiento de paños. En la mano izquierda porta la granada de oro, símbolo de las virtudes de María. El Niño se muestra desnudo en el brazo derecho de la Virgen, calzando los zapatos de oro. Su mano izquierda, se dispone bendiciendo al tiempo que sujeta y ofrece el extremo de la Cinta que da nombre a la imagen. Se muestra igualmente coronado.
La imagen fue restaurada en julio de 1991 por Juan Manuel Miñarro López, que realizó un limpieza de la policromía, consolidación y reintegración de pequeños desperfectos en la talla, propios del paso del tiempo. En agosto de 2013 Ana Beltrán volvió a intervenir en la imagen con una limpieza completa y la reintegración cromática de algunas zonas perdidas.
Milagros
Nuestra titular es protagonista de varios milagros:
- El milagro del zapatero
- El milagro del toro
- El milagro del moro
- El milagro colombino
Títulos encomiásticos
- Patrona de Huelva
- Alcaldesa Perpetua
- Singular Abogada de los Marineros
- Reina Coronada
- Protectora de las Hermandades